Llegará el día, en el que pueda contemplar, despacio y sin prisas, las procesiones de la Semana Santa... Llegará un día, en el que pueda disfrutar del mar y del calor del Sol en la arena, despacio y sin prisas...
Tú trajiste la alegría a nuestra casa, nuestras vidas se llenaron de ilusión, la ilusión de mirarte, la pasión de achucharte, la emoción de abrazarte, de llenarte de amor.
Ayer, un destello de luz, traspasó mis tinieblas. Iluminó el dolor, que me rasgaba. Hoy, otro rayo de Sol, acompañó mi pena. Casi perdida y triste, pero alerta, creí que Tú llegabas. ¿Es Tu rostro, Dios mío, el que aparece..., después de largo tiempo de silencios, de ausencias y esperanzas?.
Como un junco, mecido por el viento, arraigada aguanté, sequías y torrentes, desafié a los rayos y tormentas, rozándome tan solo, sin torcerme. Ningúna adversidad, logró vencerme, sin detenerme, nunca, en mi camino, aceptando, lo que mi Alma me indicaba, aunque ello supusiera un desafío.