jueves, 20 de agosto de 2015

En tus manos

Ahora, más que nunca, he puesto mi vida en manos del Padre. Esto es lo mejor que ha podido pasarme, lo mejor. Nadie como un padre, para amarte y querer lo mejor para ti. Y, si ese padre, es el Padre de mi "Jefe", más aún, porque lo puede todo y de El, todo depende.

Puede, a la vez que me ama, administrar mi vida, hacer planes para mí y, en definitiva, darme todo lo que necesito para vivir. He sentido, en los momentos más amargos, la necesidad de "consagrar" mi vida a El, sentarme en sus rodillas y, milagrosamente, esos momentos de lágrimas y desconsuelo, se han transmutado en sentimientos de bienestar, ligereza, armonía y amor, más grandes, si cabe, que cualquier otro sentimiento. El está en mi, porque yo sigo confíando en El y Su paz es mi paz.