lunes, 5 de mayo de 2014

A MI MADRE

 Mamá, me siento triste al verte. Te veo como, cada día, vas perdiendo un poco más de tí misma, vas desapareciendo, para dejar paso a un ser completamente desvalido, que baja por la pendiente que un día, hace 90 años, empezaste a subir con toda la salud del mundo, juventud y alegría. Ahora, ya no eres tú. Me cuesta reconocer en tí a aquella mujer valiente, optimista, a la que las cosas supérfluas de la vida, nunca prestó atención ni dio importancia. Quizás, porque tus circunstancias personales fueron demasiado duras y te exigieron sobrevivir, antes que vivir.