lunes, 19 de octubre de 2015

Hoy, decido...

Hoy decido... 

volver a vivir;
incorporarme a la corriente de la vida, a mi manera.

Enfrentar el miedo a la soledad. Quererme, cuidarme y disfrutar.

Hoy, quiero volver a ser yo.

Me tengo a mi misma: mi mente, mis brazos, mis piernas..mis arrestos para enfrentar el futuro y mi voluntad.

Hoy, no voy a mendigar amor, ni comprensión, ni entendimiento, ni empatía; porque todo esto, ya lo tengo y está en mi interior.

Hoy, vivo y dejo vivir; porque hice lo correcto, lo imposible, lo increíble. Porque me di entera, cuando me necesitaron y porque puedo descansar en paz, por ello.

Hoy, no reniego del dolor, como parte de la vida, pero no lo grabaré a fuego, en mi corazón.

Hoy, asumo mi propia vida: mi libertad, mis deseos, mi libre albedrío para elegir lo que quiero y necesito.
A la vez, desvinculo mi propio bienestar del ajeno. 
Porque todos pueden elegir sus propias vidas, como yo elijo la mía.

Hoy, por fin, me siento fuerte para decidir.

Hoy, puedo decir todo esto, nacido de mi propio ser, porque Alguien me ha ayudado a ver.

Hoy, llegó por fin, el alivio a mi dolor, que tantas veces pedí.

Hoy, puedo afirmar con seguridad, que la luz para hacer esta declaración de intenciones, procede del mismo lugar: DIOS.

Isabel*





jueves, 20 de agosto de 2015

En tus manos

Ahora, más que nunca, he puesto mi vida en manos del Padre. Esto es lo mejor que ha podido pasarme, lo mejor. Nadie como un padre, para amarte y querer lo mejor para ti. Y, si ese padre, es el Padre de mi "Jefe", más aún, porque lo puede todo y de El, todo depende.

Puede, a la vez que me ama, administrar mi vida, hacer planes para mí y, en definitiva, darme todo lo que necesito para vivir. He sentido, en los momentos más amargos, la necesidad de "consagrar" mi vida a El, sentarme en sus rodillas y, milagrosamente, esos momentos de lágrimas y desconsuelo, se han transmutado en sentimientos de bienestar, ligereza, armonía y amor, más grandes, si cabe, que cualquier otro sentimiento. El está en mi, porque yo sigo confíando en El y Su paz es mi paz.

martes, 21 de julio de 2015

Vivencias inolvidables

Puede que un día, escriba nuestra historia. Una historia como todas pero, a la vez, diferente. Será como una catarsis para, quizás, nacer a una nueva vida. En mi vida de ahora, sigues estando tú y creo que lo estarás siempre.

Dicen que debo dejarte ir, que asciendas sin cortapisas ni afectos que te retengan a mi lado, pero estás en mi, cada día, cada hora, en mi mente y en mi corazón. Estás con una fuerza inusitada, amorosa
y nostálgica a la vez.
No sé si algún día tu presencia en mi, se irá difuminando hasta hacerse casi imperceptible, pero ahora sigues aquí, conmigo, y sólo deseo que me abraces y poderte abrazar así, sintiendo ese inmenso amor que siempre hemos sentido la una por la otra y que, en su inmensidad, nos hacía ser inseparables.

El destino nos jugó una mala pasada y, a la vez, nos ofreció una oportunidad inigualable para estar juntas, hablar, sacar a la luz nuestro cariño, nuestros agravios, nuestras vivencias, tal como cada una las vivió. Fue una etapa dura y tierna a la vez y las imágenes siguen impresas en mí, como si estuvieran ocurriendo en este momento.

Recuerdo un día, en el cual, me quedé dormida en el sofá, cerca de tu sillón. Sentí como me tapaban con la pequeña manta que aquí tenemos para las piernas. Abrí los ojos y te vi. Te habías levantado penosamente y, con trabajo, la habías cogido con tu única mano útil y me la habías echado encima. Fue un amoroso detalle que, en su momento, no le di el valor que, retrospectivamente, le doy ahora que ya no estás.

Gracias, mamá, por ser como eres. ¡Deseo tanto verte y abrazarte!... No hemos podido despedirnos, como me hubiera gustado, aunque sé que ambas sabíamos que, más pronto que tarde, esto llegaría;
 estábamos preparadas para ello, pero aún quedaba pendiente ese último abrazo, esos últimos besos y ese desearte un buen viaje, hacia el lugar donde no existe el tiempo, sólo la presencia del Padre y de los seres queridos que te precedieron.

Te quiero.

Tu hija.


domingo, 21 de junio de 2015

EL LEGADO

No sé cómo empezar, esta carta póstuma, para decirte todo lo que se me quedó atrapado en el último momento. Te fuiste sin despedirte, no sé cúando ni en qué momento. Sólo sé que ya no estabas...Nada me lo avisó, porque te fuiste en silencio, poco a poco, alejándote despacio para no hacer ruído...

Me has dejado un legado: la consciencia del Amor; la sabiduría de que sólo el Amor vale la pena y todo lo demás no es patrimonio del ser humano, porque está vacío, sin Alma, y nos hace estar ciegos.

Hace mucho que no eras tú; que ya no me entendías, porque quizá la banalidad de mis palabras no eran importantes para tí. Nunca has sido mente, sino corazón, vitalidad, fuerza e impulso. Fuiste una gran mujer, una gran persona, con una misión difícil en esta vida. Toda una heroína, que ahora me abandona para correr a los brazos de Dios. El Único que de verdad te ha amado siempre y te aliviará ahora de tanto sufrimiento.

Perdóname, mamá, por no heber estado a tu altura. Por ser débil en innumerables ocasiones, (bien lo sabías tú, que decías que nada me resbalaba y hasta que no servía para la vida, porque ésta era muy dura). Perdóname, MAMÁ. Que palabra tan grande y tan hermosa, la cual ya no podré pronunciar ante tí, nunca más en esta vida.

No intento retenerte, porque sé que tu felicidad ahora, está con El, al que tanto amo y al que siempre te dije que regresarías para poder amar y ser amada, como tú mereces, volar libre como tú querías, y estar junto a los seres queridos que te precedieron en este víaje.

Sólo quiero que, desde donde estés, sepas cúanto te he querido toda mi vida, cúanto te he necesitado y te sigo necesitando y queriendo. Por siempre, hasta que nos volvamos a ver.

Tú fuiste el pilar más fuerte e importante de mi vida, siempre firme, al que me agarraba en medio de cada tempestad. Luego, el pilar para ti, pasé a ser yo. No fue fácil, sino duro y difícil. Un pilar, al fin y al cabo, hecho de barro que en cualquier momento, podía deshacerse bajo la lluvia. Pero....no ha sido así. He estado contigo, en lo bueno y en lo malo, no con la fuerza con que tú lo estuvistes conmigo, pues tu corazón era tan inmenso, que la razón no tenía cabida en él. Desafiaba cualquier tipo de inconveniente, obstáculo o enfermedad, para siempre ganar la partida.

Siento no haber llegado a tu talla, como tú lo merecías. Sólo puedo decirte, con todo el dolor de mi corazón, que llegué hasta donde me permitieron mis propios límites; llegué, muchas veces, a sobrepasarlos. Muchísimas veces. Lo sabrás ahora, que eres todo luz y conocimiento. Aquí, nunca pudiste darte cuenta del todo, de mi amor, mi empatía, mi lucha y mi pena. Nunca, porque tampoco los límites que imponen los años, te lo permitieron.

Sólo me queda la esperanza y tambien la confíanza, de que ahora podrás saber, al fin, toda mi verdad. Toda. Cúanto te quise, cúanto te respeté, cúanto luché y las veces que casi enfermé de impotencia, ante tu enfermedad y mi desesperacion.

Ahora, te has ido. Creo que lo tenías ya pensado, asumido, planificado. Te has ido antes del verano, para que yo pueda descansar como tú querías, y porque tú, ya no querías nada más de esta tierra.

Sólo, como dice mi querido Juanjo, querías ser "Al fin libre".

Tu hija, Isabel

sábado, 30 de mayo de 2015

Una nueva experiencia

Bueno, poco a poco, van pasando los días y se va acercando el momento de la salida de mi madre de esta Residencia. La prueba, de momento, está siendo negativa, en cuanto a asistencia específica a dependientes. No puedo decir positiva, porque en la balanza, las pequeñas cosas que he encontrado no satisfactorias, tienen demasiado peso en su situación, como son la falta de responsabilidad en el tema de la oxigenoterapia y la no asistencia a la hora de las comidas para ayudarle en lo que no puede llevarse a la boca, debido a la incapacidad de su mano derecha.

Lo bueno de todo esto, es que sólo ha sido una prueba para valorar qué es lo bueno y lo malo de esta institución. El próximo día 4, se cumplirán las dos semanas que habíamos pactado, las cuales se me están haciendo demasiado largas, en vista de las deficiencias observadas allí.

En fin, tomo nota de esto y seguimos adelante, ella y yo, en este camino. Sólo necesito fuerzas para seguir cuidándola sin flaquear, las cuales espero que Dios tenga a bien concederme.

Isa*


domingo, 17 de mayo de 2015

Entre dos aguas

Hoy, estoy entre dos aguas. Sólo conozco lo que es navegar en una de ellas. En la otra, no lo sé aún, pero he de probarlo. Va a ser un salto al vacío pero, al fin y al cabo, un salto en aprendizaje y experiencia.

Ya no puedo permitirme dudar ni mirar hacia atrás. He aprendido, desde la última decisión fallida, que no es válido, ni bueno para nadie, permanecer estancada en las mismas circunstancias que, de pronto, me llevan a la desesperación, la impotencia, la ineficacia y el dolor. Ahora, es el momento de saber con certeza si, cambiando el esquema de mi vida, puedo ser más feliz, más eficiente conmigo misma y con los demás y, desde luego, más amorosa.

 La calidad de vida de quienes me importan puede verse aumentada con esta decisión. También el fruto de la misma, puede no ser tan bueno para mí o para la persona subsidiaria de este acto.
En este caso, siempre habrá marcha atrás. Tiene arreglo, pero ahora, tras dudas y más dudas, tras contínuas traiciones a mí misma y a mi salud, obviándola por completo, he de mirar hacia adelante, con fe y confianza; sobre todo, confianza. De todo esto, ha de salir algo positivo sin duda: tanto si los resultados fueran favorables, como si no lo fueran.

Quien nada arriesga, nada gana y aunque mi espíritu esté en la cuerda floja y a ciegas, sobre el posible resultado, no puedo permanecer sentada a verlas venir, cuando lo que ha acontecido a lo largo de los últimos doce años, no ha sido nada productivo en cuanto a felicidad se refiere y, sobre todo, para la persona a la que he dedicado todas mis energías, mi cariño y mis desvelos. Es la verdad y, con esto, me basta.

Isa J.