sábado, 8 de noviembre de 2014

APRENDIENDO..

Hoy, aprendo qué significa la renuncia,
no bastaron las primeras lecciones de mi infancia;
las que siguieron en mi juventud,
ni las que trajo la madurez calmada.
Hoy, mi camino se bifurca,
hacia un sendero de soledad naciente,
donde el mar, el cielo y la estrellas,
serán mis compañeros para siempre.
Hoy, aprendo que el amor que siento,
es el mismo que me guía y transforma,
hacia un lugar, donde el silencio siempre,
será mi marco donde pasar las horas.

LA SEÑAL

Siento que, a pesar del amor, he perdido la batalla. Veo, más que nunca, la imperfección del ser humano, en mí misma. Pienso que, a fin de cuentas, los amores, las promesas, los deseos, los dolores, la risa, las lágrimas y todo lo que, se supone, es patrimonio del alma, puede no tener valor alguno, si un órgano fisiológico, del cual sólo conocemos el 10%, no lo permite. ¿Qué o quienes somos? ¿Acaso el cerebro puede vencer al alma o al corazón, como solemos llamar a aquella, en algunas ocasiones?
El camino del corazón, es estrecho y pedregoso, si la fuerza mental no lo apoya lo suficiente. O sea, si tienes que elegir, no siempre el camino del corazón, nos lleva al lugar deseado. Y no siempre esto se tiene en cuenta.

¿Por qué no puedo seguir, ahora, el camino del corazón?, le pregunté hace poco a alguien. Sonrió al hacerle esta pregunta. No es verdad que el corazón sea más fuerte que la mente. Sí es verdad que nos arrastra más que ella. Es una lección que, a estas alturas, estoy aprendiendo. Lo ideal sería que ambas cosas, estuvieran alineadas, pero no es así. A base de dolor, lo estoy entendiendo; a base de dejarme la piel en el intento de dar alegría y motivación; a base de saltarme todos los límites; de posponer mi vida, si se puede decir así; a base de seguir ese camino y sus leyes, he fracasado. Mi mente ha dicho basta, hasta aquí hemos llegado y no estoy dispuesta a hacer más concesiones. Entonces, ¿qué es más fuerte, el corazón o la razón? Empiezo a pensar que la "fría" mente,o la delicada mente, gana siempre la batalla, aunque resulte extraño...