martes, 2 de diciembre de 2014

TISU

Tisu, era (es), un pequeño gatito, tierno, blanco y suave, que se diría todo de algodón.
Tisu, encontró su felicidad gatuna, al lado de una gran amiga, la cual le dio todo el amor que él necesitaba y el bienestar necesario en su día a día. Vino, como caído del cielo, tras la marcha de Pipo, hacia el llamado Puente del Arcoiris. 

Tisu era feliz, toma...ndo el Sol de invierno, en el hermoso jardín que su dueña posee. A la sombra de árboles y el olor de las flores, en el verano, viendo pasar pájaros, y algún insecto volador que llamaba su atención. Entre flores, sol y juegos, creció. Y hasta llegó a hacer amistad con otro gato de su barrio, hasta el punto de invitarlo a casa. Este amigo nuevo, fue bien acogido por la dueña de Tisu y ambos, disfrutaban de su mútua compañía.


Mi amiga, entiende perfectamente a los gatos: mejor que yo, que ya es decir, (sin falsa modestia), porque siempre he vivido con ellos. Los entiende mejor, porque nunca los poseyó ni los encerró en un piso o una casa, sino que, sin faltarles nada, les da la libertad necesaria, para que viviendo con personas, no sientan las carencias propias de lo que, a los animales, les corresponde por derecho propio: aire, sol, juegos al aire libre y libertad para hacer sus correrías y volver al hogar a su antojo.

Hoy, Tisu, ha partido. Hoy, se ha ensombrecido el cielo de mi amiga y el mío propio. Hoy, ha cruzado también el Puente del Arcoiris, yendo al encuentro de Pipo, el hermoso gato que le precedió en ese bello hogar y, en el fin siniestro que ella cree que ambos han tenido.

¿Cómo es posible que un ángel, envíado para hacernos la vida más agradable a los humanos, para darnos lecciones de amor incondicional, para acompañarnos en los días de nostalgia y soledad, haya sido víctima de una bestia inconsciente y sanguinaria? No tengo respuesta para esto y, lo que pienso, es aún más espeluznante: que haya seres en este mundo, que no sean humanos o, al menos, que no merezcan ese calificativo. Da miedo pensar de qué pasta están hechos algunos seres; qué tienen en su cabeza y, sobre todo, en su corazón.

No puedo describir con palabras lo que siento. Dicen que Dios todo lo perdona, pero también que es justo. El ser ¿humano? que ha llevado a cabo ese envenenamiento, tendrá que dar cuentas algún día, por haber asesinado a un ser indefenso que sólo estaba en este mundo para dar felicidad a los que compartían su vida con él. Pero sólo los cobardes, incapaces de enfrentarse a un igual, hacen estas cosas.

Estamos tristes, Lía. No es justo lo que ha pasado. Sólo nos queda el consuelo, sobre todo a tí que también tienes mi misma fe, que Tisu se encuentre ya junto a Pipo, en el cielo de los gatos, jugando ambos a cazar mariposas y dormir bajo los árboles del Paraíso. Algún día, todos nos volveremos a encontrar, porque la consciencia existe. No sólo en en Homo Sapiens, (el que menos sabe), sino también en nuestros pequeños hermanos.

Un abrazo. D.E.P. +

Isa

 

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